Argentina volverá a importar GNL
Pese a la mayor producción de Vaca Muerta, la falta de capacidad de transporte desde los yacimientos hace que el país deba recurrir al gas natural licuado del exterior en el invierno.
La empresa estatal Enarsa, comenzará a comprar gas natural licuado a principios de marzo, antes del inicio del invierno en el hemisferio sur, según operadores del sector.
El país depende en gran medida de los cargamentos spot de GNL durante la mayor parte de la temporada invernal y la falta de redes de transporte que abarquen todo el país obliga a depender del gas extranjero.
La primera licitación de compra de Enarsa podría lanzarse a principios del próximo mes para futuras entregas, según mencionaron los operadores a la agencia Bloomberg.
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Según estimaciones de fuentes seguras, es probable que el volumen solicitado sea similar a la demanda en 2024
La Secretaría de Energía de Argentina suele calcular la demanda de gas natural y luego encarga a la estatal Enarsa que presente ofertas para los cargamentos de GNL.
Argentina importó 1,5 millones de toneladas métricas de GNL en 2024, su nivel más bajo desde el año 2019.
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La demanda ha fluctuado en los últimos años y cayó en 2024 debido a la inicio de un importante gasoducto que conecta los suministros de shale de Vaca Muerta con Buenos Aires.
El país está a punto de reactivar sus propios planes para exportar gas a través de GNL, aunque los proyectos propuestos aún necesitan financiación antes de iniciar la construcción y el suministro a los mercados globales.
Informe de Shell
En tal sentido, un reciente informe de la petrolera Shell genera optimismo, al señalar que la industria del gas natural licuado (GNL) se encamina a un crecimiento sostenido en los próximos años.
Titulado “Escenarios de seguridad energética 2025”, del documento se desprende que la demanda mundial “aumentará significativamente” hacia 2030.
Europa y Asia serán los principales compradores en un mercado que busca estabilidad energética.
El informe plantea tres escenarios posibles para el futuro del GNL. Cada uno depende de factores como la transición energética, la seguridad de suministro y la evolución económica global.
Vaca Muerta podría beneficiarse si se consolidan proyectos para exportar el recurso argentino.
En el escenario “Surge”, el avance tecnológico y la inteligencia artificial impulsan la economía mundial.
Esto generaría una mayor demanda de energía, favoreciendo el crecimiento de la industria del GNL y Argentina necesitaría inversiones en infraestructura para aprovechar esta oportunidad.
El escenario “Archipiélagos” propone un mundo más fragmentado y con énfasis en la seguridad energética.
En este contexto, la estabilidad de los mercados de GNL garantizaría precios competitivos y contratos a largo plazo. Vaca Muerta podría posicionarse como un actor clave en América Latina.
El tercer escenario, “Horizon”, supone que el mundo alcanza la meta de emisiones netas cero en 2050.
Esto significaría una reducción progresiva en la demanda de gas a partir de la próxima década. La transición energética afectaría la rentabilidad de los proyectos a largo plazo.
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Los Estados Unidos y Qatar dominan actualmente la oferta de GNL. Ambos países están en plena expansión de sus capacidades de exportación, con nuevos proyectos que entrarán en operación después de 2027.
Esto plantea un escenario competitivo para las inversiones en Argentina.
Shell estima que el mercado de GNL alcanzará las 600 millones de toneladas anuales en 2030.
Dicha cifra refleja el crecimiento sostenido de la demanda en mercados clave como China, India y la Unión Europea.
La geopolítica seguirá siendo un factor determinante para la evolución del sector.
El potencial de Vaca Muerta para ingresar en este mercado depende de múltiples factores. Los costos logísticos, la infraestructura portuaria y los acuerdos comerciales serán determinantes para definir la viabilidad de los proyectos.
El país tiene reservas suficientes para ser un exportador relevante.
El informe sugiere que la seguridad energética seguirá siendo prioridad.
Esto podría favorecer la consolidación de nuevas plantas de licuefacción y Argentina debe definir su estrategia para no quedar fuera de un mercado en expansión.