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La conexión de Vaca Muerta con el gas del Amazonas

  • La empresa local que compró los activos de Exxon desarrolló hace 20 años junto a Techint el yacimiento Camisea, en el Amazonas peruano.
  • Perú es el único país de Sudamérica que tiene planta de licuefacción de gas, y enseña a la Argentina qué hacer y qué no.

A bordo de una «chalupa» -una pequeña lancha colectiva-, a través de un río del Amazonas en Perú, hay mejor conexión a Internet con Starlink que con la red móvil 5G en la capital, Lima. Maravillas de la tecnología moderna.

Allí, unos 165 kilómetros al norte del Machu Picchu, Pluspetrol -la petrolera argentina que compró el año pasado por 1.700 millones de dólares los activos de Exxon en Argentina- construyó hace 20 años, desde 2004, su negocio en el gas natural y los líquidos de Camisea, que permitieron a ese país ser el primero y hasta el momento único exportador en Sudamérica de gas licuado (GNL), con una planta en tierra.

Pluspetrol, una empresa argentina que cumplirá 50 años en 2027 y construyó su historia con un bajísimo perfil, tiene el 53% de su producción en Perú, pero ahora apunta a pegar un salto y ser una de las tres petroleras más importantes de Vaca Muerta en los próximos 5 años.

Sus directivos planean un salto en la producción en la formación no convencional que irá de los 55.000 a los 120.000 barriles diarios equivalentes de petróleo por el desarrollo del campo de shale oil Bajo del Choique, que adquirió de Exxon. Además, Pluspetrol tiene 12,6 millones de m3 diarios de gas natural que producen -con La Calera como estrella- y que representa el 8,5% del total en la Argentina.

20 años en la selva peruana

En Camisea, Pluspetrol tiene como socios a Tecpetrol, la petrolera argentina de Techint; la española Repsol, Hunt Oil, SK Innovation y Sonatrach. Entre todos los socios pusieron más de 5.400 millones de dólares para el desarrollo del proyecto desde inicios del 2000, y otros US$ 3.800 millones (a moneda de 2008, equivalentes a US$ 5.700 millones de hoy) para la planta de licuefacción de gas.

El paisaje es una mezcla del Delta del Paraná, en Tigre, con ríos de fuertes correntadas, y la región del Iguazú, con una frondosa selva. No hay rutas ni caminos para llegar al distrito de Megantoni, en el departamento de Cusco, por lo que hace falta tomarse un avión pequeño para arribar al Aeródromo Las Malvinas.Planta "Malvinas" de separación de gas natural y líquidos en Camisea, Perú. Foto: Pluspetrol.Planta «Malvinas» de separación de gas natural y líquidos en Camisea, Perú. Foto: Pluspetrol.

La planta Malvinas separa el gas «seco» (metano y etano) que hay en los lotes 56 y 88 de la «sopa» de líquidos asociados que vienen desde los 4.200 metros de profundidad, como el propano y butano, que se utilizan en las garrafas, además de la nafta y el gasoil.

Los yacimientos están a entre 15 y 40 kilómetros de distancia de la planta separadora y solo se puede acceder a ellos por helicóptero, mientras que las herramientas de trabajo, la comida y otros bienes llegan por avión o por barco, a través del río Vilcanota. Es por eso que el proyecto se caracteriza como «offshore in land«: está aislado en la tierra, y es similar a la producción petrolera en el mar.

Al ser una actividad convencional, a diferencia de Vaca Muerta, no hace falta perforar pozos constantemente; una vez hecha la inversión, hay una producción constante y levemente decreciente a lo largo del tiempo.

Camisea, el gas licuado y la chance argentina

El gas de Camisea representa el 96% del consumo de Perú y los líquidos del yacimiento abastecen el 70% del mercado de Gas Licuado del Petróleo (GLP, con las garrafas o «balones» de propano y butano).Despacho de camiones en la planta de fraccionamiento de líquidos en Pisco, Perú. Foto: Pluspetrol.Despacho de camiones en la planta de fraccionamiento de líquidos en Pisco, Perú. Foto: Pluspetrol.

El área tiene una producción bruta de 52 millones de m3 diarios -poco más del 35% de lo que produce en total la Argentina-, de los cuales el 10% son líquidos asociados. De los otros 47 millones de m3 por día, el 20% se reinyecta a los pozos porque no hay suficiente mercado desarrollado en el país.

Los hidrocarburos que encontró Shell en la década del ’80 mediante una campaña de exploración sísmica tardaron casi 20 años en tener valor comercial. A comienzos de este siglo, el Estado peruano licitó por 40 años la concesión de estos activos y ganó el consorcio que más regalías se comprometió a pagar: 37,25%. De cada 10 soles peruanos que genera el yacimiento, 6 quedan en el Estado, pero aún así hay una ganancia interesante.

Con Camisea, hubo una transformación en la matriz energética en el Perú. Aunque el uso del gas natural en hogares y automóviles no está tan masificado como en Argentina -apenas 200.000 domicilios y 500.000 vehículos lo utilizan-, el 40% de la generación eléctrica se abastece ahora con ese combustible, que es un 15% las emisiones de gases contaminantes a la atmósfera en relación a las alternativas.

Mediante ductos de más de 400 kilómetros de longitud, que llegan hasta una altura de 4.901 metros sobre el nivel del mar al atravesar la Cordillera de los Andes (el gasoducto más alto del mundo, récord Guiness), la producción de Camisea va a las costas del Océano Pacífico. Un poliducto lleva los líquidos hasta la Planta de Fraccionamiento de Pisco, donde obtiene el GLP, la nafta y el diésel. En tanto, un gasoducto lleva el gas natural hasta la planta de licuefacción Perú LNG, frente a San Vicente del Cañete.

Camisea fue también una revolución. Es que Perú logró hace una década y media lo que todavía Argentina no pudo: construir la planta onshore «Melchorita» de licuefacción de gas natural (GNL) para venderlo al mundo. Es una instalación gigante, de 521 hectáreas, ubicada sobre la costa del Pacífico, al norte de Pisco, la ciudad donde se instaló José de San Martín en 1820 para completar su campaña libertadora en la región.Terminal marítima para transportar garrafas, nafta y gasoil de Pisco a Lima, Perú. Foto: Pluspetrol.Terminal marítima para transportar garrafas, nafta y gasoil de Pisco a Lima, Perú. Foto: Pluspetrol.

La planta tiene una capacidad de licuefacción de gas -proceso por el que se lo enfría a 165 grados bajo cero para comprimir 600 veces su volumen y facilitar su transporte por barcos- de 4,45 millones de toneladas métricas por año y se habilitó en junio de 2010, hace 15 años.

La capacidad peruana de exportar gas al mundo es pequeña. El proyecto de Argentina LNG se prevé desarrollar en tres etapas, con un total de 30 millones de toneladas métricas anuales (MTPA) en 6 buques offshore -costa adentro-. El primero de esos barcos ya está aprobado y llegará a fines de 2027 con una capacidad de 2,45 MTPA; hacia 2028 la capacidad de gas licuado argentino treparía a 6 MTPA y superaría a la de Perú.Producción de Gas Natural Licuado (LNG) en el mundo. Fuente: Unión Internacional del Gas (IGU).Producción de Gas Natural Licuado (LNG) en el mundo. Fuente: Unión Internacional del Gas (IGU).

A modo de comparación, en el mundo se producen 495 millones de toneladas métricas por año de GNL; hay otros 15 MTPA en construcción y proyectos por 1.100 millones más, con Estados Unidos, Australia y Qatar como líderes globales.

Una de las principales lecciones que están aprendiendo las petroleras argentinas de este proyecto es la necesidad de integración vertical del negocio, todo lo contrario a lo que sucede ahora en Camisea. Pluspetrol opera el yacimiento y tiene el 27% de participación; Transportadora de Gas del Perú (TGP) opera los ductos; y Hunt Oil, el único en las tres partes de la cadena, está a cargo de la planta de licuefacción.

El Argentina LNG se diseña con todo integrado, con las petroleras siendo parte de la producción del gas, socios de los gasoductos y del valor generado con la licuefacción para las exportaciones.

¿Por qué Perú logró hacer la planta y la Argentina no? En el sector no descartan que durante la próxima década se pueda construir una planta de licuefacción en tierra, pero las primeras etapas para producir gas licuado a escala son con barcos que se instalarán frente a la costa atlántica de Río Negro.

Los buques de licuefacción, si bien tienen un alto costo de operación -la noruega Golar cobrará más de US$ 2,6 por millón de BTU, mientras que a los productores les quedará un valor parecido-, son una alternativa más rápida -se pueden empezar a traer entre 2027 y 2028, contra una instalación que podría demorar 4 o 5 años- y sobre todo flexible: si otro Gobierno cambia las reglas del juego, se vuelve a instalar un cepo al dólar y se viola el Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI), los barcos se pueden ir; una planta es capital hundido por décadas.

Fuente: https://www.clarin.com/economia/conexion-vaca-muerta-gas-amazonas-leccion-peru-sueno-argentino_0_zRaphP6ltj.html