Cortes de luz, acuerdo con el FMI y el juicio por YPF
El congelamiento de tarifas que rigió desde 2002 impactó de lleno en las inversiones del sector energético, luego en las reservas del Banco Central y ayudan a entender el juicio por la expropiación de las acciones de la petrolera.
Cortes de luz, acuerdo con el FMI y el juicio por la expropiación de YPF, tres temas de los que resulta inevitable hablar en estas horas, tienen una particularidad: podría decirse que los tres tienen un punto de intersección o, si se quiere, un ADN similar. En los tres casos, los problemas empezaron con el congelamiento de tarifas que se aplicó desde los días siguientes a la caída de la Convertibilidad y se extendieron, con ligeras modificaciones, hasta fin de 2023, con el paréntesis observado entre 2016 y fines de 2019 (gobierno de Mauricio Macri).
Para el caso de los cortes de luz, es lo más evidente. Las tarifas congeladas profundizaron el deterioro de la calidad del sistema energético en sus tres ramas: generación, transporte y distribución. Se resintió severamente la inversión necesaria para mantener la infraestructura, porque la caja de las empresas recibía menos de lo que necesitaba para compensar sus costos operativos.
El congelamiento de tarifas fue la contraparte de los crecientes subsidios que pagaba el Tesoro, lo que llevó a que los usuarios argentinos pagaran las boletas más “baratas” del mundo. Es un decir. Lo que no se pagaba con las facturas de luz o gas se terminó pagando con inflación.
En 2024, el ex subsecretario de Energía, Eduardo Rodríguez Chirillo, difundió un informe en el que sostuvo que el Estado gastó en subsidios a las tarifas eléctricas el equivalente a 104.000 millones de dólares. Que saltan a 150.000 millones si se suma el subsidio al gas.
Los subsidios crecientes, que llegaron a rozar los 16.000 millones de dólares solo en 2014 –3 puntos del PBI– dispararon el déficit fiscal a partir del primer mandato de la expresidente Cristina Kirchner.
Para graficar este descalabro: las tarifas regaladas hicieron que los consumidores llegaran a pagar de sus bolsillos menos del 10% del costo real de la luz o el gas que recibían en sus hogares. El resto lo pagaron los subsidios.Subsidios en dólares y como % del PBI. Fuente: Consultora Empiria.
El problema se achicó, pero sigue vigente. Según un informe de febrero de este año elaborado por el Observatorio de tarifas y subsidios que llevan adelante la UBA y el CONICET “los usuarios del área metropolitana (AMBA) considerando los hogares de altos, medios y bajos ingresos pagan tarifas que, en promedio, cubren el 50% de los costos, mientras que el Estado se hace cargo del 50% restante”.
La situación no se ha logrado revertir del todo. Las fallas de infraestructura que derivaron en el apagón de esta semana son una muestra del problema, que aún está lejos de solucionarse.
En el tema de subsidios entra a jugar el Banco Central. Por la falta de crédito, el Central auxilió al Tesoro por dos vías: emisión monetaria para financiar el déficit en pesos y entrega de dólares para pagar deuda en dólares a los bonistas y para hacer frente a las crecientes importaciones de energía: se importaba a precio de mercado la energía que faltaba porque la producción local no alcanzaba. Es el famoso déficit de la balanza energética, que recién en 2024 logró revertirse.
El balance del Banco Central fue recibiendo, a cambio de los dólares de las reservas, las llamadas Letras Intransferibles, emitidas por el Tesoro, en dólares y a una tasa de interés cercana al 1% anual. Un papel que, en teoría, nunca se desvalorizaba: un caso de ciencia ficción financiera.
El Banco Central atesora hoy, incluso después de un sinceramiento de su valor a principios de este año, Letras por el equivalente a 22.000 millones de dólares. Son, justamente, las Letras que el Tesoro rescataría con los dólares frescos que entregará el Fondo Monetario una vez que se firme el acuerdo, algo que parece más o menos cercano.
Vale recordar que este esquema de sacarle dólares al Central terminó empujando a CFK a establecer el primer cepo cambiario apenas una semana después de haber sido reelegida en octubre de 2011.
Como se dijo más arriba, la importación de energía se comió una parte importante de las reservas del BCRA. El déficit energético también tiene su origen en aquella decisión de congelar tarifas. Porque el control de precios alcanzó además a los combustibles.
El pie del Gobierno sobre el mercado del petróleo y sus derivados impactó sobre las inversiones en exploración y explotación de gas y petróleo. Y acá aparece el juicio por la expropiación de las acciones de YPF que estaban en manos de la española Repsol y la familia Eskenazi.
La expropiación decidida en 2012 fue la respuesta kirchnerista a un problema que se venía acumulando de años anteriores. Dado el congelamiento de precios del sector energético, Repsol tomó la decisión de priorizar el giro de utilidades a su casa matriz, desviando fondos o capital de trabajo para sostener o incrementar la producción en la Argentina. No había incentivos para producir en el país. La gente lo sintió en los repetidos episodios de desabastecimiento de nafta y gasoil y las largas colas en las estaciones de servicio.
Conocedores del mercado bursátil y energético coincidían en aquellos días de la expropiación en un punto. Si bien no justificaban la altísima tasa de reparto de dividendos de YPF, entendían que fue una respuesta lógica de Repsol a la política energética de los gobiernos kirchneristas, que mantuvieron el congelamiento de precios del sector.
Los datos de mercado señalaban que hasta la toma de control de YPF por parte de Repsol, la empresa distribuía solo el 44% de sus ganancias. El resto se reinvertía en la propia empresa. Con los españoles al mando desde 1999, el pago de dividendos a los accionistas saltó al 105% de las utilidades, ratio que subió al 135% desde que los Eskenazi se sentaron en el directorio. Claro, necesitaban esos dividendos para pagar la deuda que habían tomado para “comprar” una parte de YPF.
Quedó clarísimo: con el mercado regulado, los accionistas de YPF optaron por descapitalizar a la empresa. El kirchnerismo buscó revertir esta situación con la expropiación. Esa decisión supuestamente heroica impulsada por Axel Kicillof derivó, como se sabe, en un pago indemnizatorio de US$ 5.000 millones de dólares a Repsol y una sentencia en contra de la Argentina por US$ 16.000 millones de dólares, que se sigue peleando en la Justicia de Nueva York pero con todas las chances en contra.
Como se ve, hay un hilo conductor entre los tres temas que estuvieron en primera plana en estos días. Los cortes de luz, el acuerdo con el FMI y el jucio a YPF son fotos de una película más larga.