GNL: advierten sobre la necesidad de bajar los costos operativos
En un contexto de reconfiguración energética mundial, Argentina tiene una ventana crítica para convertirse en exportador competitivo de GNL, pero deberá resolver desafíos clave como su estructura de costos, las inversiones en infraestructura y la accesibilidad a mercados regionales.
Así se desprende del webinar organizado por MEGSA (Mercado Electrónico de Gas), donde expertos analizaron la evolución del mercado global de gas natural y GNL.
Los analistas Nazareno Ferrero, Lucas Boacnin y Victor Uchoa expusieron sobre el impacto geopolítico de la guerra en Ucrania, la moderación de la demanda asiática, la sobreoferta en formación por parte de EE. UU., y las oportunidades que se abren para proyectos en Vaca Muerta y su eventual integración al comercio mundial de gas licuado.
«La guerra en Ucrania aceleró la diversificación energética de Europa y disparó la demanda de GNL, pero Asia, con China al frente, está moderando su consumo al invertir en producción local y mejorar la eficiencia de plantas de carbón», explicó Ferrero.
A pesar de la incertidumbre en el crecimiento de la demanda, la inversión global en capacidad de exportación de GNL sigue firme. Estados Unidos lidera nuevas iniciativas, lo que podría derivar en una oferta excedente hacia finales de esta década.
Vaca Muerta: ventana entre 2026 y 2030
Argentina enfrenta el desafío de aprovechar el potencial de Vaca Muerta y posicionarse en el mercado antes de que se consolide un nuevo equilibrio global. Según los expositores, el país debe acelerar el desarrollo de infraestructura de licuefacción y transporte, garantizar inversiones a largo plazo y reducir su costo operativo si quiere competir con potencias como Qatar o EE. UU.
“Hay oportunidades reales en el mercado brasileño, pero la competitividad de precios será clave, considerando los altos costos de transporte y los peajes bolivianos”, agregó Lucas Boacnin.
El encuentro también abordó la posibilidad de aprovechar el gas natural para industrias de valor agregado, como la instalación de plantas de urea, lo que permitiría diversificar el destino del recurso y fortalecer la cadena industrial local.
En el cierre, se remarcó que Argentina debe actuar con rapidez: la ventana de oportunidad se concentra entre 2026 y 2030, antes de que entren en operación nuevos proyectos globales y el mercado se torne aún más competitivo.