Vaca Muerta exportará gas licuado a gran escala
La decisión ya está tomada y no hay vuelta atrás. El consorcio Southern Energy, conformado por las principales productoras de gas natural de Argentina junto a la noruega Golar LNG, aprobó la inversión definitiva para instalar el primer buque de licuefacción de gas en el país, que operará desde el Golfo San Matías, frente a las costas de Río Negro. Se trata del primer proyecto exportador de gas natural licuado (GNL) a gran escala desde Vaca Muerta, un hito que marcará el inicio de una nueva etapa para la matriz energética nacional.
El buque Hilli Episeyo, una unidad flotante de licuefacción (FLNG por sus siglas en inglés), llegará a la Argentina entre septiembre y octubre de 2027. Este barco actualmente opera frente a las costas de Camerún y tiene la capacidad de convertir gas en estado gaseoso a líquido en una proporción de 2,45 millones de toneladas métricas por año, equivalentes a 11,72 millones de metros cúbicos diarios de gas.
El anuncio se produce tras la aprobación del proyecto dentro del Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI), que otorga estabilidad jurídica por 30 años, beneficios fiscales y libre acceso a los dólares generados por la exportación. Se trata del tercer proyecto aprobado bajo este régimen, luego del parque solar de YPF Luz en Mendoza y el oleoducto Vaca Muerta Oil Sur.
Las petroleras involucradas –entre ellas Pan American Energy, YPF, Pampa Energía y Harbour Energy– ya comenzaron a delinear la construcción de un nuevo gasoducto exclusivo para exportación, de aproximadamente 400 kilómetros, que unirá la Cuenca Neuquina con el puerto rionegrino. Empresas como Techint y Sacde podrían participar en el desarrollo, así como firmas internacionales especializadas en midstream.
La inversión proyectada para la primera etapa del denominado Argentina LNG ronda los 2.825 millones de dólares en los primeros diez años, y alcanzará los 6.878 millones en sus dos décadas de vida útil. Este año ya se desembolsarán 105 millones, y en 2026 se sumarán otros 354 millones de dólares, lo que marca el inicio de un desembolso sostenido y planificado.
Además del Hilli Episeyo, el consorcio anunció que traerá un segundo buque en 2028, actualmente en construcción en China. Se trata del MK II, con una capacidad de licuefacción de 3,5 millones de toneladas métricas por año. Con esta incorporación, Argentina podrá exportar hasta 28 millones de metros cúbicos diarios de gas natural, un volumen que representa una quinta parte de la producción nacional actual.
Según estimaciones del Ministerio de Economía, las exportaciones de GNL en la primera etapa podrían representar ingresos por 2.500 millones de dólares. Las siguientes fases del proyecto contemplan alianzas con Shell y la italiana Eni, que permitirían alcanzar los 27,95 millones de toneladas métricas por año hacia 2030, consolidando a Argentina como proveedor global de gas.
No es la primera vez que Argentina incursiona en el GNL. Entre 2019 y 2020, la barcaza Tango FLNG operó en Bahía Blanca, pero los envíos fueron esporádicos y sin contratos firmes, afectados por la baja de precios durante la pandemia. Esta vez, en cambio, se apunta a contratos de largo plazo, no interrumpibles, con compradores internacionales.
El nuevo esquema garantiza ventas estables por tres décadas, con precios estimados en torno a los 8 dólares por millón de BTU en puerto argentino, lo que dejaría márgenes competitivos considerando un costo de producción en Vaca Muerta de unos 2 dólares. Los principales destinos serán países como Brasil, Alemania, China, India, Corea del Sur y Japón.
Actualmente, la industria ya viene exportando gas natural a Brasil y Chile, aprovechando los gasoductos existentes y acuerdos puntuales. Sin embargo, con el desarrollo del GNL, se abre la puerta a una expansión mucho más ambiciosa, con salida directa a los mercados globales y posicionamiento estratégico en la transición energética mundial.
Este proyecto, pionero en su tipo para el país, no solo representa una oportunidad de ingresos por exportaciones, sino también un paso firme hacia la consolidación de Vaca Muerta como pilar del desarrollo económico argentino, con implicancias en infraestructura, empleo y relaciones comerciales internacionales.
Argentina apuesta así por convertirse en un jugador relevante en el mercado global del gas licuado, aprovechando el potencial de uno de los yacimientos no convencionales más grandes del mundo y trazando un camino de largo plazo basado en reglas claras y acuerdos de inversión estables.