Se lanzó el mercado de carbono local
Similar a la idea del ex secretario de Energía Eduardo Chirillo, la nueva plataforma permite listar y negociar en el país créditos de carbono verificados bajo estándares internacionales.
La capacidad de captura y mitigación de Argentina es significativamente mayor a sus emisiones, por lo cual se afirma que el potencial de monetización del sector en el país, incluyendo servicios ecosistémicos —es decir, los beneficios que los ecosistemas proporcionan a los seres humanos y al planeta, tangibles o no—, podría tener un valor económico superior a US$20.000 millones anuales.
Pero esa monetización debe tener una canalización del flujo que se puede lograr en un mercado de carbono, tal como se define al sistema que busca reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) mediante la compraventa de derechos de emisión o créditos de carbono. Este esquema funciona como un mecanismo económico para reducir emisiones, incentivando a las empresas y a otros actores a reducir su huella de carbono.
Según el Primer Informe Bienal de Transparencia (IBT1) publicado en diciembre de 2024 por Argentina, las emisiones netas totales de GEI del país se estimaron en 400.920,59 kilotoneladas de dióxido de carbono equivalente (ktCO2e), y los principales sectores contribuyentes fueron energía, agricultura/ganadería y uso de la tierra/silvicultura.
Argentina tiene 60 proyectos registrados en estándares internacionales, incluyendo el Verified Carbon Standard (VCS), y es uno de los pocos países que posee una huella ecológica positiva.
Eduardo Chirillo (ex secretario de Energía) había presentado planes para implementar un mercado de carbono en Argentina, integrando el costo ambiental en las actividades productivas. Este mercado permite que entidades que reducen sus emisiones puedan vender créditos a otras que no logran cumplir sus metas y necesitan compensar sus emisiones.
La premisa de Chirillo era que este mercado podría generar un impacto significativo en la reducción de emisiones y en la transición energética, además de atraer inversiones en energías renovables.
Esa necesidad de interacción explica la activación de la plataforma digital de la Bolsa Argentina de Carbono (BACX), concebida como un instrumento que facilita y transparenta las transacciones de comercialización en el mercado voluntario de carbono, y que acaba de iniciar formalmente sus operaciones en el país.
A diferencia de los mercados regulados, en los mercados voluntarios las empresas o individuos pueden comprar créditos de carbono voluntariamente, a menudo motivados por responsabilidad social corporativa o por alcanzar la neutralidad de carbono.
El mercado se basa en un tope de emisiones. Si una entidad emite menos, puede vender créditos; si emite más, debe comprar. El desafío es asegurar que los créditos representen reducciones reales y verificables.
BACX operará a través de un sistema digital que permite negociar créditos de carbono verificados con transparencia y trazabilidad. Su objetivo es posicionar a Argentina como generadora de divisas mediante un nuevo activo financiero, con el apoyo de socios como ACX y Lockton, expertos en trading, riesgo y financiamiento.
BACX busca impulsar proyectos nacionales, servir como puente entre la acción climática y la inversión, y colaborar con el desarrollo productivo.
La iniciativa se alinea con la Estrategia Nacional para el Uso de Mercados de Carbono (ENUMeC), y cumple con estándares internacionales de seguridad, gobernanza y mitigación de riesgos.
Durante el lanzamiento se mostró una transacción en tiempo real y se presentaron tres iniciativas nacionales:
- Unitán, con proyectos forestales en Chaco y Formosa.
- Nideport, con Soluciones Basadas en la Naturaleza en Misiones.
- Gobierno de Misiones, primer proyecto subnacional en certificar reducción de deforestación y degradación de bosques nativos.